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La sensación de inseguridad con la que vivimos hoy en día no es ajena al mundo del fútbol.
Y aunque nuestros futbolistas se desviven por mostrar sus riquezas, también se las ingenian para estar bien "chalequeados".
Por eso, EL BOCÓN te cuenta cómo hacen los bravos de la pelotita para vivir con sus millones y no padecer en el intento.
Seguridad privada
La creciente ola de delincuencia y el aumento de la violencia en las calles, han llevado a los futbolistas a "adaptarse".
Así, en cada convocatoria de la selección peruana, jugadores del exterior como Claudio Pizarro, Jéfferson Farfán, Juan Manuel Vargas o Paolo Guerrero, son escoltados por seguridad privada.
El "Bombardero", desde hace años, es custodiado por un auto con efectivos policiales contratados especialmente para cuidarlo y lo acompañan a todos lados, incluyendo a los entrenamientos de la selección en la Videna.
'El Chavo' lo cuida
'La Foquita' tiene como inseparable cuidador y amigo a Jimmy Arroyo, un suboficial que lo acompaña a todos lados, incluso cuando sale a pasear con su familia y en horarios nocturnos. Ese policía es conocido como "El Chavo" y en los días de mayor presencia de aficionados contrata los servicios de otro efectivo policial, que escolta en un auto los movimientos del atacante del Schalke.
Amigo seguro
El 'Loco' tiene como fiel escudero a su hermano, más conocido como "Perro", quien se encarga de cuidarlo y lo sigue en todo momento, manejando sus costosos automóviles, en todos sus desplazamientos por la ciudad.
El 'Depredador' tiene como agente de seguridad y asistente a su amigo "El Chino" Take, un amante de las artes marciales, quien lo cuida y lo acompaña en Lima e incluso viaja con él a Brasil.
La opción del resguardo particular no es reciente. Hay graves antecedentes, como el robo a mano armada que sufriera el extécnico de Alianza Lima Gerardo Pelusso hace algunos años, o el secuestro que sufrió el entrenador colombiano José 'Chepe' Torres en Arequipa.
Futbolistas armados
Incluso hace unos años, un volante de la selección peruana, que acaba de retirarse del fútbol, era perseguido en su auto por secuestradores. El ahora exjugador se percató del seguimiento y logró evadir a sus "marcas". Desde entonces, la exfigura de selecciones peruanas usa un arma de fuego para su defensa personal.
"No debería estar hablando de esto, pero a veces es necesario tener un arma en una ciudad donde la delincuencia ha crecido, por eso esta (arma) me acompaña y todas las semana voy al polígono para practicar mi puntería", asegura.
Otros exfutbolistas, como Flavio Maestri o David Chévez, también portaban armas en sus épocas de futbolistas, porque ya habían tenido problemas con algunos barristas de clubes rivales y habían recibido amenazas de muerte. En una ocasión el exatacante de Sporting Cristal tuvo que hacer disparos al aire para disuadir a quienes buscaban agredirlo.
Los 'padrinos'
Existe otra modalidad muy usada por los futbolistas que han logrado cierto estatus económico tras haber salido de barrios humildes.
Ellos son los famosos "padrinos". Futbolistas que vuelven a su humilde vecindad y reparten presentes y brindan ayuda económica a quienes se lo piden.
Con ello, se aseguran el favor de algunos y el interés de otros, evitando así que "choquen" con ellos.
Hay otros más osados que, según fuentes de este diario, llevan canastas y arman fiestas en los penales para que los "expertos" en secuestro y robo a mano armada no los pongan en sus listas de próximas víctimas e incluso les den seguridad en ciertos lugares de Lima.
Futbolistas con menos capacidad económica, como José Cánova y Gino Guerrero, contratan a sus amigos para que le hagan el taxi. Incluso algunos integrantes de la barra blanquiazul prestan sus servicios de seguridad a cambio de prendas oficiales del equipo.
Así, nuestros futbolistas lidian con la inseguridad que a muchos de nosotros nos tiene con los pelos de punta. Y es que -para ellos- la tranquilidad de poder ostentar sus riquezas no tiene precio.
