Alrededor de cinco policías se necesitaron para reducir a un espectador que ingresó al campo en pleno encuentro entre las selecciones de Argentina y Brasil, que culminó con un gol sobre la hora de Lionel Messi. El fanático ingresó alrededor del minuto 79 y corrió por el campo ante la mirada atónita de los jugadores y el árbitro. Curiosamente, esta vez no hubo ningún tipo de reivindicación a ninguna causa, ni se trató de un entusiasta que quisiera abrazar a los futbolistas.