Bruno Ortiz Jaime
(@ortizjaime14)
Alejandro Hohberg tiene 23 años, es peruano de nacimiento y se ha convertido en la revelación del Torneo del Inca con los colores de San Martín, que con uno de los planteles menos altisonantes de su historia, consiguió meterse a semifinales. Los entendidos ya no solo referencian a Hohberg como nieto de un histórico del fútbol uruguayo, sino además por su talento en ataque, el mismo que Universitario, hoy sumido en una crisis, menospreció hace algunos años.
Hoy eres figura de San Martín y hasta has marcado goles cruciales para llegar a semifinales…
Para un jugador con mis características siempre es bueno convertir, poder aportarle algo al equipo. He tenido la suerte de que, desde que llegué a Perú, las cinco veces que me tocó hacer goles sirvieron para que el equipo gane.
¿Cómo afrontar ahora este partido ante Alianza Lima?
Va a ser seguramente un partido bastante duro. Alianza se levantó en las últimas fechas y tiene un equipo bastante fuerte. Seguramente el 'profe' (Cristian Díaz) ya viene estudiando al rival y trabajaremos para ello.
Después de quedarte sin club en Uruguay, no poder fichar por Alianza y la ‘U’, ser suplente en Melgar, ¿imaginaste que llegaría este momento?
Siempre soñé y trabajé para vivir este buen momento, que generalmente en el fútbol son pocos. Este año con el tema de que San Martín cambiaba de plantel se quería un grupo joven, con poco nombre seguramente. Eso hace que el jugador se motive y se quiera hacer valer. Pasé momentos complicados que me hicieron madurar y hoy valoro estar en un club que me da todo.
¿No termina desmotivando el hecho de jugar en un equipo sin calor de hinchada?
Por ahí sabes que estás tranquilo toda la semana, que nadie te molesta por así decirlo, hay poca prensa. Normalmente en los entrenamientos no hay nadie, pero estoy seguro de que al jugador lo motiva mucho más jugar con su hinchada, a estadio lleno. No te digo que desmotiva, pero te falta ese plus que te da jugar en un equipo con hinchada.
¿Cómo tomas que tu nombre sea voceado como parte del recambio en la selección peruana?
Tomo muy tranquilo la posibilidad. Recién este año me estoy sintiendo importante para mi equipo y en general. Para esto hay que ir paso a paso. Seguramente el entrenador en este proceso llamó a los que estaban mejor y a los que no llamó tenemos que seguir trabajando tranquilo, no pensar tanto eso, que te saca del foco que es la realidad. Si todavía no llegó el llamado, seguro algo me falta y tengo que mejorarlas.
Viviste 15 años en Uruguay y jugaste en Peñarol, ¿realmente te identificaría jugar por Perú?
Todo el correr del año pasado la gente creía que era uruguayo y que estaba acá como extranjero. Yo nací acá, en Lima, y me nacionalicé uruguayo porque mi padre lo es, pero me toca vivir en Uruguay por cuestiones familiares. Mi aspiración fue alguna vez ser considerado a la selección peruana. Por eso este año decidí seguir acá, en San Martín, porque quiero conseguirla. Además mi abuelo (Juan Eduardo Hohberg, mundialista con Uruguay en Suiza 1954 y campeón como técnico con Sport Boys , Universitario y Alianza Lima en los 70) está también muy identificado con el país.
En 2011 fuiste convocado por Perú para el Sudamericano Sub 20 de Arequipa. ¿Qué pasó al final?
Fui el último en enterarme de que el entrenador de Perú (Gustavo Ferrín) había hecho una citación a mi club de ese momento, Peñarol. El club, como tenía una propuesta del exterior, prefirió que siga jugando para mostrarme ante los emisarios. Eligieron eso porque no estaban seguros de que en la Sub 20 me incluyeran en la lista final. Me quedó una espina clavada.
¿Por qué te terminaste yendo de Peñarol?
Me fui de Peñarol, donde tenía todo y siempre estaba al día, para pasar a un equipo chico (Rentistas), donde las cosas buenas las tiene que conseguir el grupo y no te las da el club, para crecer. Encima tuve mala suerte porque me aventuré a dejar el club para venir a Lima e intentar quedarme en Alianza o la ‘U’, pero no se concretó ninguno. Tuve que volver a Uruguay para jugar seis meses en la segunda división.
¿Por qué no se concretó tu fichaje por Alianza o la ‘U’ cuando llegaste a Lima en 2012?
En Alianza Lima, hasta donde yo sé, el problema fue que no tenía el DNI al día. Me dijeron firmas el martes y finalmente se trastocó todo. Y en la ‘U’ fue por un tema económico, porque en ese momento no venía con pretensiones altas, porque quería jugar y mostrarme, pero el gerente del club (Jorge Vidal) me ofreció plata que por ahí no se le paga siquiera a un chico de reserva (500 dólares por tres años).
¿Cómo tomaste ese ofrecimiento? ¿Te sentiste menospreciado?
Yo venía en buen nivel de Uruguay y además (Nolberto) Solano me estaba pidiendo. Me pareció que agarrar esa plata no iba a ser valorarme como profesional ni era algo acorde a un club grande, porque no me iba a alcanzar ni para vivir. Así que decidí volver, hablé con Solano y me dijo que era lo más justo, lo que él también hubiese hecho. Yo tampoco venía con pretensiones altas, quería ganarme el sueldo jugando en la cancha y no solo por un contrato. Uno termina sintiéndose ofendido y afectado, porque me tocó quedarme cuatro meses sin jugar, pues en Uruguay el campeonato ya había empezado. Pero hasta de esos momentos desagradables se aprende.