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Este domingo se define el título Nacional. Sporting Cristal es el favorito, pero ya se sabe que en el fútbol no hay lógica. Los celestes no solo tienen ventaja por el marcador en Arequipa ni por el estado anímico, sino porque sabe jugar finales. En los últimos cinco años estuvo en cuatro y ya ganó dos.
Su mejor línea es el medio y la delantera. Sus volantes son físicamente fuertes, con dinámica, capacidad de presión, quite y también elaboran juego. Aquino, Ballón y Cazulo son ordenados, graníticos y siempre una rueda de auxilio para sus compañeros. Lobatón tiene manejo, fantasía y gol. Es el lugar donde pone a prueba sus convicciones.
Melgar ha pasado de un mundo de enemigos a un mundo de peligros y riesgos. El equipo está presionado. Solo le sirve un triunfo o un empate de dos goles para arriba. No tiene margen de error y carga sobre sus espaldas esa mochila pesada de no haber ganado en casa.
El técnico Juan Reynoso ha impuesto un silencio mineral en el plantel. Es su forma de construir un colectivo y darle mística. En estos tiempos en el que la sociedad es inmediata y en el que interesa lo concreto por sobre todas las cosas, lo tradicional y la retórica pueden ser prescindibles. Quizás por eso el entrenador de Melgar y sus jugadores no hablen. Más les interesa ser eficaces y por eso conforman un equipo lleno de pragmatismo. En vez del verso, las promesas y la fe prefieren el simple cálculo.
Lo que es evidente es que ninguno será impulsivo, ninguno se lanzará desde los camarines como un vendaval, como esos boxeadores que no tienen miramientos desde que salen de su esquina… Van a medir los riesgos y no se volcarán al ataque con los ojos cerrados. El problema es que podría ser un partido anestesiado por las urgencias, con pocas emociones y buen fútbol.
