Recuerdo que caminaba rumbo al parque junto a mis sobrinos Alejandro, Michell, y mi hijo Gabriel Omar y de pronto, como en un ‘deja vu’, me pareció como si me observara a mí mismo y les dije: “A la edad de ustedes -todos frizan los 13 años- yo ya había visto jugar a Perú en dos mundiales: Argentina 78 y España 82. El tiempo pasó, me hice joven, después adulto, me casé, luego nacieron ustedes, transcurrieron 33 años y nuestra selección nunca más clasificó a una Copa del Mundo, es una pena. Espero que ustedes alcancen a vivir esa gran emoción”.
Sus ojos embargados de curiosidad me miraron sorprendidos y tras ese breve instante de reflexión personal, comenzamos a darle a la pelota. El tiempo continuó con su ruta inexorable y poco después me tocó cubrir ya como periodista el Mundial de Brasil 2014. Una vez más ausente Perú y yo, partícipe de una fiesta donde solamente estaba de invitado, alentando a la selección de turno, pero sin tener a mi equipo en la cancha, una vez más.
Recuerdo cuando a un exreferente de la selección cierta vez le reproché que cada convocatoria no significaba para él venir a defender la blanquirroja, sino el pretexto justo para abrir las puertas de su camioneta 4x4, poner la música a todo volumen, comerte tu cevichito y pagarle la borrachera al barrio completo, con tal que no permitan que ingresen cámaras a la cuadra y le hagan un ampay. ¡Es que ustedes se meten en nuestra vida privada!, me refutó y le respondí: “Vida privada es que me meta a tu casa y sin tu permiso. No lo que haces tú delante del ojo público cada vez que te llaman a la selección”.
Y ese el compromiso con su lucimiento personal, por el cual los futbolistas de la blanquirroja les cuesta dar una cuota de sacrificio, realizar el ‘entrenamiento invisible’, cuidarse antes de... y no pretender en el mismo día de los hechos, encontrar todas las respuestas, todas las victorias, primando la actuación individual por sobre la colectiva, únicamente para ‘taparle la boca a los detractores’ y con ello, ‘para la próxima’, validar sus desbandes porque “no hay un suplente para mi eterna titularidad, así que aguántense”. Por eso es que no vamos a un Mundial.