El fútbol es unidad, es trabajo colectivo y buen desenvolvimiento en grupo. No existen los logros personales como en el tenis, donde sólo uno se lleva la gloria cuando alza una copa o gana un partido magistral. El balompié está compuesto de un conglomerado de actores -léase jugadores y comando técnico- que deben funcionar de manera pareja, como piezas de reloj, para que el equipo camine de manera productiva. Sin embargo, en estas épocas, parece que disfrutamos más del logro solitario de un solo jugador ante la inoperancia y crisis de un equipo entero.
El peruano se ha acostumbrado a gozar más de los goles de Paolo Guerrero en Flamengo, o de Raúl Ruidíaz en el Monarcas, como ha ocurrido este fin de semana que pasó, ya que los equipos grandes como Universitario, por dar un claro ejemplo, no llena ese corazón crema que necesita adrenalina de victorias y cuotas de triunfos para ser feliz. Las webs deben tapar esos vacíos noticiosos con las típicas burlas en redes sociales que reciben de los hinchas rivales tras un resultado adverso, como el ocurrido ayer en Trujillo ante Aurich.
Y mientras Paolo y Trauco disfrutan de una clasificación a la final del torneo Carioca, o la 'Pulga' incrementa su cuota goledora en el fútbol mexicano, la 'U' no puede quitarse de encima a los fantasmas de la crisis que se agudiza fecha a fecha y que no tiene una puerta de escape, que sería una victoria. Se le viene un duro lance contra Municipal, que también necesita levantar cabeza y que de seguro saldrá el próximo sábado con un cuchillo entre los dientes.
El fútbol debe ser unidad y no unitario. La 'U' debe comprender eso. La inoperancia en conjunto acaba cuando encuentran un punto de quiebre y trabajan todos a la par. No es tenis, es simplemente fútbol.