Un nuevo compatriota se sumará a la reducida 'legión extranjera' en el mundo del fútbol. Andy Polo, cargando maletas de ilusión, partió raudo a México para incorporarse al Monarcas Morelia, donde de seguro será bien recibido por su exsocio en Universitario, Raúl Ruidíaz. Así, Perú suma un jugador más en la élite mundial, con la esperanza de que no retorne, al menos por un largo tiempo, con el fin de que realice un buen crecimiento profesional y humano.
La 'Joya', como era conocido tras su inicio explosivo con la crema, desea buscar por tercera vez la gloria en otras tierras. Tiene 22 años, una edad donde en estos tiempos, un futbolista deja de ser promesa para convertirse en realidad. Polo tiene los argumentos suficientes para dar ese pequeño, pero importante paso. Cuando se lo propone, el extremo maneja una buena velocidad y gran control del balón. En México puede alcanzar ese peldaño más que necesita para convertirse en un jugador con mayor jerarquía.
Desde hace algún tiempo, los jóvenes jugadores nuestros han empezado a emigrar a temprana edad para agilizar su crecimiento como profesionales. Saben que nuestro fútbol tiene un techo limitado, con campeonatos ininteligibles e improvisados, además de estar rodeados de una sociedad con escasos valores que, quieran o no, repercuten en su formación como persona. Un claro ejemplo es Beto Da Silva, quien con apenas 18 años tuvo la oportunidad de irse al PSV Eindhoven, gran escuela en el Viejo Continente, y que ahora está pedido por el Gremio de Porto Alegre.
Como hincha del fútbol y por el bien nuestro, deseamos que nuestros otros jóvenes jugadores no tomen la errónea decisión de retornar al país, cuando mantienen la posibilidad de crecer en otras ligas, sobre todo europeas. Mucho se habla de las posibles 'repatriaciones' de Edison Flores y Yordy Reyna, pero sería una mala decisión. Que sigan sus carreras, pero lejos de aquí. Es por su bien.