El Ellis Park aflora en el asombro. Perplejo goza del genio de Lionel Messi, a la derecha de Dios padre, del Diego, ahora dueño del banco y el otro dueño de todo. Argentina sumó sus tres primeros puntos ante Nigeria porque Messi es argentino y eso tejió mucho respeto en el inconciente de las Águilas. Y porque el Dios no estaba solo. Había un ángel: San Gabriel, Heinze. GOL DE CAMERINO Apenas 3 minutos y el astro chispea. Leo arranca desde la derecha, hace la diagonal al centro y lanza el zurdazo buscando el palo contrario. Reaccionar para Nigeria era como ver a la virgen: todo un acontencimiento. A lo 7 Verón cobra el tiro de esquina y su remate llega pasado al segundo palo. Gabriel Heinze se eleva y de testazo la entierra esquinado pese al esfuerzo inútil del defensa. Maradona estalla al compás de las vuvuzuelas. Messi, Iguaín y Tevez apuntan al desastre nigeriano. Verón, Mascherano y Di María conformaban el mediocampo. Sin embargo el Pipa erraría mucho, Messi otro tanto. La contundencia se convirtía en la gran ausente. EL DIEZ ES MESSI Nigeria encontró un agujero por el lado izquierdo albiceleste, el de Jonás Gutiérrez. Por ese extremo Obasi complicó más de la cuenta. A los 2 el nigeriano lo burló y sacó el remate. Argentina contruía con un Di María discreto, con mucha movilidad de Tevez, de Iguaín y de ese diez generoso y explosivo llamado Messi. A los 17 Lio y su jugada patentada. Pique, diagonal, amage y remate. Pero el Portero Enyeama apaga el gol desviándolo al corner. Además de rivales, sembraba aplausos. Luego es Tevez que alumbra a Iguaín y este yerra en el remate. Otra vez Enyeama sale airoso. A los 36 Verón-Di María-Messi y el arquero salva. EL SUSTO INNECESARIO Samuel y Demichelis como centrales con Heinze y Jonás en los laterales, sufrieron con las arremetidas de Obinna y Obasi. Dejaron el sabor a duda. Mientras, Argentina seguía desperdiciando goles. Contra fabulosa del Apache, éste cruza el pase para Messi, quien quiebra hacia adentro y su remate coquetea con el segundo palo. Luego Lio habilita a Iguaín y otra vez Enyeama es figura. El ingreso de Obafemi Martíns y Kalu Uche generó aún más dudas en la defensa albiceleste. Maradona manda a Diego Milito y el Maxi Rodríguez para el susto, además a Burdiso para el candado. Luego el toque cómodo de los argentinos y la marca pasiva de Nigeria como de niño que mira la tele. Así hasta el pitazo final. Lio cumplió y el Diego apretó los puños como recordando aquel 25 de junio de 1994, cuando en un estadio de Boston jugó precisamente ante Nigeria su último encuentro mundialista. Ayer, 16 años después (y 4 mundiales), el Diego volvió y se ganó a sí mismo, porque si en ese 94 le cortaron las piernas en Sudáfrica, Messi, el fútbol y las vuvuzuelas han empezado a cocerle las alas. Y entonces uno cree. Sueña.