Cecilia Tait, junto a once bravas muchachas, nos dieron una inmensa alegría a millones de peruanos hace 30 años, en una época difícil tanto en el aspecto económico como social debido al terrorismo que se vivía en aquellos años. Consiguieron una medalla de plata en los Juegos Olímpicos Seúl 88, en donde la ‘Zurda de Oro’ fue elegida la mejor jugadora. Por eso, EL BOCÓN la contactó para rendirle un homenaje en vida.
Entrevista: Jean Pierre Maraví (@jean_maravi)
Hoy se cumplen 30 años después de haber obtenido la medalla de plata en Seúl, ¿qué recuerdos tienes de esa época?
Los mejores. Tanto que decidí tomar un avión y me vine a celebrar a Nueva York lo que yo nunca he celebrado. Natalia (Málaga) me mandó por el WhatsApp los partidos de aquella época resumido y me puse a llorar. Eran las 4:00 a.m. y veía lo que nosotras éramos capaces de hacer, y me pone: “Ceci, eso era vóley. Eso es lo que hacíamos”. Recordar, después de 30 años, vale la pena. Volvería a entrenar esos 10 años sin salir, sin tener amigos. Lo volvería a hacer.
FUE DURO HACER TODO ESE SACRIFICIO, ¿PERO VALIÓ LA PENA?
Nosotras estamos juntas desde octubre de 1977 hasta Seúl 88. Imagínate qué cosas no hemos sacrificado. Recuerdo no haber tenido 15 años porque tenía que viajar. Aparte, mi mamá no tenía el dinero y soñaba que el voleibol me sacara de la pobreza y después, cuando comenzamos a ganar el Sudamericano de menores en el 78, ya quería ser mejor jugadora y comenzamos a trabajar muy fuerte para el Mundial de Rusia de 1978. Todas jovencísimas, menores en un equipo de mayores, que a la larga fue el que logró la medalla. Agradezco a ti y a EL BOCÓN que me llamen desde Lima y hagas este reportaje homenaje en vida. Recordarlo de esa manera tan bonita, y al oírte, me doy cuenta de que muchos como tú no habían nacido. Los jóvenes pueden preguntar a sus madres y les dirán que la gente madrugada y que en los colegios ponían la televisión en blanco y negro para ver los partidos. Que te vuelvan a recordar mientras estás gozando de buena salud es el mejor premio que te pueden dar. Luego de padecer cáncer, esta entrevista para mí es un premio a la vida.
¿Cómo fue la despedida en la antesala a los juegos olímpicos?
No recuerdo que me hayan despedido porque estaba en plena rehabilitación de la rodilla. A mí ya me habían despedido de la selección, ya me habían hecho casi renunciar. Entonces no partí con la selección a Japón. Viajé después. Pero el recibimiento acá en Lima, luego de los JJ. OO., fue increíble. Solo sucedió cuando vino el Papa. Lo lindo fue que, cuando ganamos a China, estábamos clasificando a cuartos de final. Cuando ganamos a Japón, ya teníamos la medalla de plata; y el Perú enteró se levantó no solo de madrugada, sino que levantamos la esperanza en un momento tan difícil, como vivir en la zozobra de qué puente van a tumbar o qué torre va a caer, qué muerto va a haber. Esa tregua del vóley entre los terroristas y el deporte. Entonces, fue el único momento de esperanza que se vivió pensando que ya no se iba a tirar una bomba más. Eso es lo que hicieron 12 chicas: unir el resentimiento social de algunas personas malas, que eran los terroristas, contra muchos sobrevivientes peruanos que anhelaban la paz. Esa tregua que se produjo en esos 15 días que estábamos en las Olimpiadas.
¿Cómo fue eso que te querían hacer renunciar a la selección?
Antes de las olimpiadas, yo me había vuelto a romper la rodilla. Me dijeron gracias mediante una carta de despedida y que ya no podía jugar. Me dediqué un año entero a entrenar porque yo había dicho que nadie tenía el derecho de quitarme la ilusión de jugar la Olimpiada.
imagino que ser elegida la mejor jugadora del torneo fue un gran premio...
Ya Man Bok Park me había dado el premio de ser capitana. Viajé sin saber eso. Ya cuando termina la Olimpiada, tenía la medalla de plata y no sabía que había sido elegida la mejor porque la ceremonia es después. Ya había pasado un poco el dolor de haber perdido. En estos diez años dedicado al vóley, no hubiese ganado si no tuviera una gran levantadora como Rosa García o una buena receptora como Denisse (Fajardo) o Natalia. Éramos un equipazo. El tema no era solo yo, sino que teníamos un equipo sólido, contundente, que afuera tenía problemas, pero dentro del campo estos no se notaban.
¿Alguna vez tuviste problemas con Man Bok Park?
Sí, yo era medio rebelde porque defendía los derechos. No me gustaba los maltratos porque reclamaba lo que era justo. Se decía que era porque no me gustaba entrenar, pero le rendía en la cancha.
¿Pero era cierto que no te gustaba entrenar?
Así es, era verdad. No entrenaba al 100 por ciento, pero rendía en los partidos siempre.
¿Por qué se les complicó el partido contra la Unión Soviética?
Perdimos porque jugó y reaccionó mejor que nosotras. No tuvimos una condición física adecuada porque no teníamos piernas, estábamos cansadas. No tuvimos buenos masajes. No nos metimos a una tina con hielo y sal. Si tuviera que echarle la culpa a algo, yo creo que fue no tener una buena recuperación después de todos los partidos de cinco sets. Pero ya es historia e igual nos quedamos con las alegrías que le dimos al pueblo peruano.///
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