Atlético de Madrid perdió la final de la Champions League contra el Real Madrid con su irregular inicio de partido y el 1-0, con dos penaltis al poste, con el desgaste de una hora para empatar, con la falta de profundidad con el balón y con el paso atrás en la prórroga como algunas claves.
UN INICIO GRIS
Al Atlético de Madrid le superó principalmente el Real Madrid en el comienzo de partido. A su presión alta le faltó más ímpetu y le sobró la distancia entre sus líneas, desconocida en un conjunto con tanto trabajo y éxito como bloque.
EL CONDICIONANTE DEL 1-0 y UNA POSESIÓN SIN PROFUNDIDAD
El 1-0 tan pronto condicionó el juego y el plan del Atlético de Madrid, por encima en posesión del Real Madrid, con un 54 por ciento, y con más pases intentados y completados, pero sólo para cuatro disparos entre los tres palos. Su rival, con un 46 por ciento, al contragolpe, tiró más, ocho ocasiones, a la meta defendida por Jan Oblak.
Al equipo rojiblanco le faltó más velocidad en el movimiento de la pelota y profundidad para desbordar a su adversario, aunque lo consiguió por momentos, cuando Filipe Luis y Juanfran comenzaron a sumarse al ataque o cuando Yannick Carrasco condujo y regateó por el costado.
DOS PENALTIS AL PALO
En una final de momentos, hubo dos en el Atlético de Madrid transcendentales, los dos de penalti. El primero, en el minuto 46, nada mas comenzar la segunda parte, con el lanzamiento contra el larguero del francés Antoine Griezmann, el máximo goleador del equipo rojiblanco, repelido por el palo con Keylor Navas batido.
El otro, en el octavo lanzamiento de la tanda final, tras el 1-1 de los 90 minutos y de la prórroga. Juanfran, el héroe de los octavos final con el PSV en la misma destreza, aquel día en el decimosexto lanzamiento, lo estrelló contra el poste. Después, Cristiano Ronaldo marcó el quinto y definitivo penalti madridista.
EL DESGASTE PARA EMPATAR
Después del 1-0, toda la obligación recayó en el Atlético de Madrid, necesitado de nuevo de un despliegue físico con y sin balón, mientras el Real Madrid le esperaba atrás.
Con esa sensación apareció en la prórroga, en la que cayeron el brasileño Filipe Luis y Koke Resurrección con calambres musculares. A Simeone le trastocó entonces su idea de las sustituciones. Disponía de dos y los agotó por lesiones, con las entradas de Lucas Hernández y Thomas Partey en la segunda parte del tiempo extra.
EL PASO ATRÁS DE LA PRÓRROGA:
El Atlético de Madrid entró en la prórroga con la inercia del gol del empate, pero dio después un pasito hacia atrás, quizá por el temor de una derrota en el tiempo extra, para conservar al menos el empate, aunque el panorama apuntaba a lo contrario, al momento del equipo rojiblanco de ganar la final.
Si en Lisboa, el Real Madrid fue a por un Atlético de Madrid exhausto; en Milán, la prórroga restó ímpetu y ambición al equipo rojiblanco para buscar el segundo gol y la victoria en la final de la Liga de Campeones contra el conjunto blanco, sobre todo en el primer tiempo. En el segundo, el cansancio ya se notaba en sus piernas.
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