Juan Diego Gonzales Vigil arribó a nuestra capital con el dolor de saber que llegaba para darle el último adiós a su padre, Aurelio, quien falleció el último sábado en el autódromo La Chutana.
"Murió haciendo lo que más le gusta. Era un loco como yo y compartíamos la misma afición. Era mi compañero. Seguro su alma está con Dios, pero su espíritu estará con nosotros siempre", dijo el buen Lobo con la misma sencillez de siempre.
Luego, con la voz entrecortada, manifestó que extrañará a su amigo.
"Él era todo: mi amigo mi compañero, ahora seguro me estará esperando arriba para hacer locuras", culminó.