Renzo Ratto es elegido nuevo administrador del club Alianza Lima en reemplazo de Christian Bustos y tendrá una compleja labor en la que tiene que diseñar un plan de reestructuración que sirva para pagar deudas, pero a la vez tiene el compromiso de revolucionar al club blanquiazul, no solo para sacarlo campeón del fútbol peruano, sino para que su producto sea mucho más atractivo y rentable.
Escribe: Elkin Sotelo Conde @elkinsot_DT
1. Tener en claro que ninguno de los negocios en los que trabajó con anterioridad se parece -ni por asomo- al de la industria del fútbol que tiene un altísimo componente pasional. "El fútbol es el único negocio donde dos más dos no son cuatro", refieren quienes están dentro de este mundo al tratar de explicar que a pesar de gerenciar un club o equipo de forma prolija y con orden, se puede fracasar con facilidad. No existe una fórmula mágica para llevar al Alianza Lima al pico más alto.
2. La violencia: Renzo Ratto deberá de ser inteligente y firme para evitar que los violentos no tengan más protagonismo en el club porque es una de las principales causas del alejamiento de inversionistas e hinchas de los estadios. Sus antecesores, Susana Cuba y Christian Bustos, al parecer, fueron cercanos o tolerantes a la barra. En el caso de Cuba, incluso permitió que con el Día del Hincha la barra pagara una multa que el club contrajo en la Conmebol en el 2014. Y en ambas gestiones en Alianza Lima no se pudieron evitar hechos de violencia contra técnicos y jugadores.
3. El poder: Renzo Ratto empezará a experimentar la sensación de importancia nacional al ser objeto de deseo de los medios de comunicación y redes sociales por ser la cabeza del club más popular del país: Alianza Lima. Si logra manejar este hecho con propiedad y se concentra en sus funciones, habrá dado un primer gran paso importante. No es bueno caer en el ostracismo, pero ser excesiva figura mediática tampoco es positivo.
4. Se desconoce qué perfil tendrá Ratto y sus objetivos en Alianza Lima: si es que ha sido ubicado solo para que trabaje en mantener el orden financiero en el club para pagar cuotas fijas a los acreedores o tendrá el legítimo deseo de hacer que Alianza Lima crezca como institución. Si entendiera que Alianza ha sido históricamente un club formador de jugadores que le dieron éxito deportivo y posteriormente réditos al club por ventas al extranjero, su panorama tendría sentido. Pero eso requiere de inversión y apertura de ideas.
5. El éxito deportivo en Alianza Lima tendría que dejar de ser una prioridad para Ratto y convertirse en una obsesión. No solo se trata de vender turrones u hojas de afeitar para sumar pequeños dividendos; tampoco es solo planificar el partido del fin de semana, ni siquiera pensar apenas en la campaña 2017. Ratto está en la obligación de definir una política deportiva a largo plazo para retornar a la esencia blanquiazul, asesorarse con expertos en fútbol y -dentro de un marco legal moderno y comparable con otros mercados del fútbol- abrir el club a las grandes inversiones. Ser un puente entre la Sunat, el Estado y capitales para encaminar a Alianza a una nueva forma de conducción. Por ahora las administraciones temporales solo fueron el pretexto perfecto para evitar que los malos socios e hinchas se enriquezcan con la plata del club, pero esas ganancias generadas por los colores azul y blanco no significaron crecimiento institucional para Alianza. Fueron a parar a los propios salarios de los grupos de trabajo de Susana Cuba y Christian Bustos. En busca de un manejo transparente, la 'cura' resulta mucho más cara que la enfermedad.
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