Como una evidencia inequívoca, dorándose con el grito endemoniado de la tribuna, Germán Pacheco ya alzó vuelo con una energía bestial para el festejo. Abre los brazos, los cierra, aprieta los puños y abrazo y beso y un estallido descomunal de corazones. Y con razón porque apenas a 12 minutos del pitazo, se concretaba la remontada y todo, hasta el más mínimo rezago de conciencia, concluía que este domingo cerraba con un final épico.
ESCRIBE: JOSÉ BRAGAYRAC
Pero no iba por allí la película. El guion tenía preparado un giro final en el que Rodrigo Cuba se elevaba majestuosamente, solitario, único, para reventar la pelota de un testazo y denigrar muy eficientemente la labor defensiva de Bengoechea en pelota parada. Era el 2-2 a falta de tres minutos, el segundo en un mismo partido cuyo germen era la pelota quieta.
Sí, Alianza se enriqueció tras el empate y generó más de la cuenta, aunque sin suerte. La presión de la localía, el vértigo de la cancha propia, las buenas intenciones. Alianza despertaba recién a los 22 minutos del segundo tiempo, gracias a otro cabezazo. Esta vez de Aldair Fuentes, un proyecto que Bengoechea debe llevar de la mano y que tiene funcionalidad y aspectos de figura. Hasta entonces, Deportivo Municipal había sofisticado la manera de perderse de opciones. Le faltó liquidar y le dio aire a los locales. Le costó, la pagó caro.
Solidarios, enérgicos, irreprochables. Los de Grioni dieron todo y pudieron presionar el acelerador gracias a la presencia de un nueve como Diego Mayora.
Sin Pajoy, Alianza Lima debió encontrar variantes menos intensas para hallar el camino al gol. Generó y generó sin suerte. Dio así, aire y respiro a Municipal, además de tiempo para aterrizar mejor en el juego.
Juego de fuerzas
‘Muni’ no desentonó y es así que a los 37’ de la primera etapa, Mayora aparece para concretar una pelota que tenía todo para entrar, pero dramatizaba.
La respuesta, ya en el segundo tiempo, gracias a un centro de Pacheco y el cabezazo de Fuentes, significaba un punto nuevo de reinicio.
Muy rápido y muy potente, 11 minutos después, Pacheco se lanzaba de ‘palomita’ para el segundo. Era la remontada y, por juego, la sensación del tercero era más próxima que la del empate.
Pero sería la pelota parada, a tres del final, que condenaría las fallas del local, pero también significaría una especie de equilibrio en el partido. Tiro libre y aparición de Cuba para el 2-2 final. Un resultado que deja con sinsabor ambas veredas. Porque un empate, sea con goles o no, termina siendo un punto. Dos perdidos en casa.
Deja sí, cosas importantes, funciones, variantes, variables. Deja también mucho trabajo pendiente para Bengoechea, con un equipo aún descompensado en cada sector del campo. Con una identidad que asoma, pero que aún no termina de tramitarse eficazmente.
Lo que viene, para Alianza, es complicado. Sin Pajoy, no hay evidencia de un punta enérgico. Pacheco sí, está en gracia, pero su juego posicional no va acorde a un referente en punta. Mucha tarea para pocos días. Eso sí, hay suficiente para una tímida sonrisa.
RESUMEN