Alemania aplastó a medio gas a una ingenua Australia que jugó media hora con un hombre menos, y logró en Durban su propósito de empezar el Mundial con una victoria aplastante, intimidatoria para sus adversarios en partidos de más compromiso. El capitán, Philipp Lahm, quería una victoria contundente y la tuvo. Lo que nunca pudo imaginar es que les pudiera demandar tan poco esfuerzo. Alemania, tres veces campeona del mundo, se puso en ventaja al m.8. Lucas Podolski no perdonó. Müller centró raso desde la derecha y el goleador del Colonia, entrando en el segundo palo, remató a la red. Klose cargó de razones a sus críticos cuando echó fuera un remate en la boca del gol, tras recibir de Ozil, pero en el m.26, acertó con la puerta, rematando de cabeza un balón colgado sobre el área de Schwarzer, que no midió bien su salida. En el m.57, el camino quedó ya por completo expedito para Alemania cuando Cahill fue expulsado por una entrada a Schweinsteiger. Müller, en el m.68, hizo el tercero de remate raso y cruzado, tocando el poste, y el partido tomó un cariz de fiesta dominical para los alemanes, que nunca soñaron con un debut tan plácido. Dos minutos después de salir al campo, en el primer balón que tocó, el germanobrasileño Cacau, a pase de Ozil, subió el cuarto y definitivo al marcador.